En los años treinta, las modernas tecnologías industriales aplicadas a las guerras crean una nueva situación: la destrucción masiva, instantánea e indiscriminada, que afecta tanto a civiles como a combatientes. Barcelona fue la primera ciudad bombardeada desde el aire, después del trágico bombardeo de Gernika. Entre el 16 y el 18 de marzo de 1938, Barcelona fue continuamente bombardeada día y noche durante tres días; miles de ciudadanos perdieron su casa y mil trescientos murieron (entre ellos 118 niños). Los sucesos, más allá del caso concreto de Barcelona, fueron determinantes para establecer las bases de la fatídica II Guerra Mundial y los bombardeos de Dresde, Colonia, Londres, Hiroshima, Nagasaki...