Después de largo recorrido por las carpas hace su debut en cine en 1938 con la película Nobleza ranchera (1938), para después interpretar al General Pedro María Anaya en la cinta que ensalzaba el mito de los niños héroes: El cementerio de las águilas (1939), junto a Jorge Negrete, que aún no alcanzaba el estatus de estrella que alcanzaría en años posteriores. Sus primeros años en la industria cinematográfica, transcurrieron con pequeños papeles que no permitían el total lucimiento de su capacidad actoral en films como: Los de abajo (1940), El charro negro (1940), Ni sangre ni arena (1941), Cuando los hijos se van (1941), ¡Ay Jalisco, no te rajes! (1941), Los tres mosqueteros (1942), Mexicanos al grito de guerra (1943), en donde interpretó muy bien a Benito Juárez y Doña Bárbara (1943) , en estos trabajó con figuras como María Félix, Raúl de Anda, Esther Fernández, Fernando Soler, Víctor Manuel Mendoza y Gloria Marin, por citar algunos. En 1944 Emilio "El Indio" Fernández con quien ya había trabajó en sus dos primeros proyectos como director: La isla de la pasión y Soy puro mexicano, las dos de 1942 le da un papel en la cinta ganadora en el Festival de Cannes: María Candelaria, con Pedro Armendáriz y Dolores del Río, en esta se convierte en el villano que les hacía la vida imposible a los protagonistas, siendo quizá este el primer papel por el que se hace odiar masivamente. En 1947 participa en la producción hollywoodense The Fugitive, junto a Henry Fonda y el director de la misma, John Ford, queda impresionado con la breve actuación del actor, por lo que le da otro papel en la cinta Fort Apache (1948), Inclán todavía trabajaría en 3 cintas de producción estadounidense, sin embargo logra su consagración total como actor y como uno de los villanos más odiados en la historia del cine mexicano con su participación en la exitosa cinta Nosotros los pobres (1947) de Ismael Rodríguez, en donde interpreta a Don Pilar “el mariguano”, padrastro de “La chorreada” (Blanca Estela Pavón) y enemigo de “Pepe el toro” (Pedro Infante), a quien por su culpa mandan a la cárcel, además de propinarle una paliza a su madre (María Gentil Arcos). Después de esta, quizá para mitigar el impacto de su odiado personaje exploró el otro extremo del espectro interpretativo al participar con personajes nobles en Maclovia (1948), interpretando al “tata Macario”, película que le permitió trabajar con dos de las mujeres más hermosas de entonces: María Félix y Columba Domínguez y Salón México (1949), donde interpreta al honorable policía de barrio “Lupe López” , eterno enamorado de la prostituta Meche (Marga López), explotada por el “cinturita” Paco (Rodolfo Acosta, otro de los más odiados villanos cinematográficos). Después de Salón México, regresa con sus villanías interpretando a “El rengo”, asesino a sueldo y guardaespaldas de “la madame” (Andrea Palma), junto a la que hacía sufrir a Elena (Ninon Sevilla) en Aventurera (1949), máxima cinta del Cine de rumberas. Poco después Luis Buñuel lo contrata para la encarnación de su personaje más memorable, el resentido y libidinoso ciego “Don Carmelo”, en la mítica cinta Los olvidados (1950), declarada memoria del mundo por la UNESCO y ganadora del prestigiado festival de Cannes.